Dentro
Paseo de los Tristes, uno de mis rincones favoritos de Granada
Cuando llegué a Granada me pareció gris, tengo que confesar. Las calles estrechas y la piedra oscura. El frío seco y el olor a rancio. Venía de Londres, que me había deslumbrado con sus bares, sus mercadillos y un cosmopolitismo que por aquel entonces todavía no había llegado a España.
Granada me costó, pero poco a poco fui encontrando aquello de lo que hablaban y hasta comprendiendo a los poetas.
Los primeros años, los bares de Pedro Antonio, las fiestas, las escapadas de la facultad. Le siguieron las acampadas, la biblioteca nocturna, la vida cultural. En la última época, la calle Elvira, las sesiones golfas y los bares de ambiente.
Cuando me fui de Granada, me pareció hermosa, y supe que echaría de menos el rumor del Darro y el abrazo de la sierra, que dejaba mi casa de la peor manera, jurando no volver.
Por amor me fui y por amor volví, tres años después.
Un año más tarde la dejé de nuevo, hechas las paces, reconciliada con el pasado.
En Granada viví ocho años, en ella disfruté con amigos y amantes, y lo único que me duele es que no tengo a nadie a quien llamar si voy allí. Cosas de la vida.
De Granada siempre llevo conmigo un leve acento, que no es poco, y ojalá nunca lo pierda.
Granada me costó, pero poco a poco fui encontrando aquello de lo que hablaban y hasta comprendiendo a los poetas.
Los primeros años, los bares de Pedro Antonio, las fiestas, las escapadas de la facultad. Le siguieron las acampadas, la biblioteca nocturna, la vida cultural. En la última época, la calle Elvira, las sesiones golfas y los bares de ambiente.
Cuando me fui de Granada, me pareció hermosa, y supe que echaría de menos el rumor del Darro y el abrazo de la sierra, que dejaba mi casa de la peor manera, jurando no volver.
Por amor me fui y por amor volví, tres años después.
Un año más tarde la dejé de nuevo, hechas las paces, reconciliada con el pasado.
En Granada viví ocho años, en ella disfruté con amigos y amantes, y lo único que me duele es que no tengo a nadie a quien llamar si voy allí. Cosas de la vida.
De Granada siempre llevo conmigo un leve acento, que no es poco, y ojalá nunca lo pierda.
6 comentarios
Parce -
Danielo -
Iwi -
Iwi -
Mala, cuando quieras vamos.
Curro -
malayerba -
Yo quiero ir a Granada, buaaaaaaaa!!!