Fordlandia
Ahora mayormente recordado por su deshumanizada cadena de montaje y su antisemitismo, Henry Ford destacó por encarnar el espíritu americano en los negocios.
Con un ego y dinero sin límites, Ford no dudaba en destrozar a sus rivales, fueran éstos sindicatos, inmigrantes o los barones europeos del caucho en los años veinte. Henry Ford creó un monumento a su propia locura: un enorme pueblo de estilo americano abandonado en medio de Brasil.
Interesado en abordar el monopolio holandés y británico del caucho en el sudeste asiático, Henry Ford compró 10.000 millas cuadradas de bosque y construyó Fordlandia –una ciudad con estilo americano- para construir a su lado la mayor plantación de caucho del mundo. Completamente absorbido por el mundo empresarial americano, les asignó números de identidad a sus trabajadores nativos y obligaba a todo el mundo a trabajar de 9 a 5 bajo el sol tropical. Al cabo de un año los trabajadores ya se habían rebelado, pasando a machete a los capataces en la selva, deteniendo la producción durante tres días.
Esta dirección desastrosa, unida a un suelo pobre (no contrató botánicos a la hora de la compra), condenaron el proyecto desde el principio. Para cuando se abandonó la ciudad, en los años cuarenta, Ford había acumulado pérdidas por valor de veinte millones de dólares (doscientos millones al cambio de hoy) mientras el caucho sintético convertía al natural en obsoleto.
Hoy, Fordlandia descansa en el corazón del Amazonas, frecuentada tan sólo por unos pocos granjeros y algún turista ocasional, un ejemplo solitario de la arrogancia de la América industrial.
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Miguel Angel Gaytan Ortiz -
Gabriel -
=)
professor gilberto gaecia -
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