No hay vuelta atrás
De pronto salgo por otros sitios de Madrid, por La Latina, por Huertas o por Chueca mismo, y veo a todo el mundo tan pijo… y eso que es por ahí y no por otros barrios peores (mejores, supongo, para los demás).
Se supone que he encontrado trabajo, escribir para un sitio frívolo. Está bien, es sólo un trabajo y escribir no me cuesta.
Nada sesudo, nada político, me dijeron. Está bien, para profundidades está mi blog, y si me apuran los blogs de los demás, pensé.
Nada político. Y cada día veo más cercanos a los chinos de las tiendas importación/exportación, a los turcos del kebap de abajo, al rasta camarero del bar de al lado, a todo el mogollón heterogéneo e indescriptible de la plaza, y menos a los de las camisitas de cuadros finos y los polos bien planchados, y ese peinadito relamido. Y me doy cuenta de que me extremo, que empiezo a ser la excepción, que me miran mal en otros sitios y demasiado bien aquí mismo. Que me quedo fuera de las conversaciones de la gente “normal” porque veo a la policía diferente, porque la palabra vivienda me sale de la boca con excesiva frecuencia, porque sé que este verano no va a haber quien me aguante con mi campaña anti-aireacondicionado.
¿Qué voy a hacer conmigo misma?
Igual no es mi problema y es que Madrid con estos gobiernos PP no es normal y yo no estoy acostumbrada, porque quieras que no en Andalucía el PSOE siempre da una patina de relajación, y acabo de venir de Barcelona donde son inquietos, y antes del País Vasco que ya se sabe, y antes de Granada, donde todo da igual, y antes de Gales, que es un mundo aparte y desconocido, y antes de juntarme con los de derechos humanos de Bruselas, y antes no me acuerdo, de la oscuridad y la perversión, supongo, y a mí esto de tanto PP me viene grande.
Y me salen los peores instintos.
Y esto es una mierda, aunque yo sea feliz porque no pueda evitar serlo .
Se supone que he encontrado trabajo, escribir para un sitio frívolo. Está bien, es sólo un trabajo y escribir no me cuesta.
Nada sesudo, nada político, me dijeron. Está bien, para profundidades está mi blog, y si me apuran los blogs de los demás, pensé.
Nada político. Y cada día veo más cercanos a los chinos de las tiendas importación/exportación, a los turcos del kebap de abajo, al rasta camarero del bar de al lado, a todo el mogollón heterogéneo e indescriptible de la plaza, y menos a los de las camisitas de cuadros finos y los polos bien planchados, y ese peinadito relamido. Y me doy cuenta de que me extremo, que empiezo a ser la excepción, que me miran mal en otros sitios y demasiado bien aquí mismo. Que me quedo fuera de las conversaciones de la gente “normal” porque veo a la policía diferente, porque la palabra vivienda me sale de la boca con excesiva frecuencia, porque sé que este verano no va a haber quien me aguante con mi campaña anti-aireacondicionado.
¿Qué voy a hacer conmigo misma?
Igual no es mi problema y es que Madrid con estos gobiernos PP no es normal y yo no estoy acostumbrada, porque quieras que no en Andalucía el PSOE siempre da una patina de relajación, y acabo de venir de Barcelona donde son inquietos, y antes del País Vasco que ya se sabe, y antes de Granada, donde todo da igual, y antes de Gales, que es un mundo aparte y desconocido, y antes de juntarme con los de derechos humanos de Bruselas, y antes no me acuerdo, de la oscuridad y la perversión, supongo, y a mí esto de tanto PP me viene grande.
Y me salen los peores instintos.
Y esto es una mierda, aunque yo sea feliz porque no pueda evitar serlo .
5 comentarios
Brixta -
sonia -
Iwi -
pues sí, macorina, salirse conlleva incomodidad en algunos aspectos y cuesta, a pesar de que muchos intuyamos que ese camino lleva inexorablemente al desastre.
macorina -
revolución -
si quieres destrozos sentimentales pásate por mi blog