Ventana Velux
Tumbado en la cama, con su dedito recorría la textura de la pared, deteniéndose en los grumos más abultados del gotelé. Los reconocía, los acariciaba, eran parte de su universo, construía constelaciones con ellos, y día tras días los contemplaba, a través de la pantalla borrosa que las lágrimas le ofrecían, perdiendo la vista en su blancura.
Cuando dispuso del suficiente dinero se construyó una casa y en la buhardilla situó el dormitorio. En el techo inclinado instaló una ventana, tan larga como su estatura y de un metro de ancho. Bajo ella colocó la cama y ahora, todas las noches, lanza su vista hacia el infinito y se pierde en las estrellas de verdad.
3 comentarios
Paula -
Brixta, ¡qué suerte ver el Támesis desde tu ventana!
Un saludo a todas
Brixta -
sonia -